miércoles, 30 de diciembre de 2009

Donde viven los monstruos



Se souvenir des belles choses

Del libro:Donde viven los monstruos, Maurice Sendak

martes, 29 de diciembre de 2009

Sobre los críticos literarios- Guy de Maupassant


"¿Existen reglas para escribir una novela, fuera de las cuales una historia escrita debiera llamarse de otro modo?

Si Quijote es una novela, ¿no lo es también Rojo y negro? Si El conde de Montecristo es una novela, ¿no lo es también L'assomoir? ¿Puede establecerse una comparación entre Las afinidades electivas de Goethe, Los tres mosqueteros de Dumas, Madame Bovary de Flaubert, El Señor de Camor de M.O. Feuillet y Germinal de Zola? ¿Cuál de estas obras es una novela? ¿Cuáles son esas famosas reglas? ¿De donde proceden? ¿Quién las ha establecido? ¿En virtud de qué principio, de qué autoridad y de qué razonamientos?

No obstante, parece ser que esos críticos saben de una manera cierta, indudable, lo que constituye una novela y lo que la distingue de otra que no lo es. Esto, sencillamente, significa que, sin ser productores, están agrupados en una escuela y rechazan, a la manera de los mismos novelistas, todas las obras concebidas y realizadas fuera de su estética.

En cambio, lo que debería hacer un crítico inteligente es buscar aquello que menos se parece a las novelas ya escritas y estimular todo lo posible a los jóvenes para que emprendan nuevos caminos.

Todos los escritores, Victor Hugo igual que Zola, han reclamado con insistencia el derecho absoluto, derecho indiscutible de componer, es decir, de imaginar u observar de acuerdo con su concepto personal del arte. El talento procede de la originalidad que es una manera especial de pensar, de ver, de comprender y de juzgar.

Así pues, el crítico que pretende definir la novela según la idea que de ella se ha forjado con arreglo a las novelas que prefiere, y establecer ciertas reglas invariables de composición, luchará siempre contra un temperamento de artista que aporte un nuevo procedimiento. Un crítico totalmente merecedor de este nombre debería ser tan sólo un analista exento de tendencias, de preferencias, de pasiones, etcétera, y apreciar tan sólo, al igual que un perito en pintura, el valor artístico del objeto de arte que se le somete. Su comprensión, abierta a todo, debe absorber hasta tal punto su personalidad, que pueda descubrir y alabar incluso los libros que no le satisfacen como hombre, pero que debe comprender como juez.

Pero la mayor parte de los críticos no son, en realidad, más que lectores, y el resultado es que nos censuran casi siempre erróneamente o que nos elogian sin reserva y sin tino.

El lector, que únicamente busca en un libro satisfacer la tendencia natural de su espíritu, pide al escritor que responda a su gusto predominante y califica invariablemente como bien escrita la obra o el párrafo que agrada a su imaginación idealista, alegre, picaresca, triste, soñadora o positiva."

viernes, 25 de diciembre de 2009

Prólogo a Antología de la literatura fantástica-Adolfo Bioy Casares


Del prólogo a Antología de la literatura fantástica, realizada por Bioy Casares y en colaboración con Jorge Luis Borges y Silvina Ocampo, extrajimos este fragmento que clasificacuentos fantásticos. Sirven para entender cómo analizaban ellos la literatura, qué valoraban y que no, y para conocer sus "recomendados":


Enumeración de argumentos fantásticos


Argumentos en que aparecen fantasmas. En nuestra antología hay dos, brevísimos y perfectos: el de Ireland y el de Loring Frost. El fragmento de Carlyle (Sartor Resartus), que incluimos, tiene el mismo argumento, pero al revés.

Viajes por el tiempo. El ejemplo clásico es La máquina del tiempo. En este inolvidable relato,
Wells no se ocupa de las modificaciones que los viajes determinan en el pasado y en el futuro, y emplea una máquina que él mismo no se explica. Max Beerbohm, en "Enoch Soames" emplea al diablo, que no requiere explicaciones, y discute, aprovecha, los efectos del viaje sobre el porvenir.
Por su argumento, su concepción general y sus detalles -muy pensados, muy estimulantes del pensamiento y de la imaginación-, por los personajes, por los diálogos, por la descripción del ambiente literario de Inglaterra a fines del siglo pasado, creo que "Enoch Soames" es uno de los cuentos largos más admirables de la antología.

"El más hermoso cuento del mundo", de Kipling, es también de riquísima invención de detalles. Pero el autor parece haberse distraído en cuanto a uno de los puntos más importantes. Nos afirma que Charlie Mears estaba por comunicarle el más hermoso de los cuentos pero no le creemos, si no recurría a sus "invenciones precarias", tendría algunos datos fidedignos o, a lo más, una historia con toda la imperfección de la realidad, o algo equivalente a un atado de viejos periódicos, o -según H. G. Wells- a la obra de Marcel Proust. Si no esperamos que las confidencias de un botero del Tigre sean la más hermosa historia del mundo, tampoco debemos esperarlo de las confidencias de un galeote griego que vivía en un mundo menos civilizado, más pobre.

En este relato no hay, propiamente, viaje en el tiempo; hay recuerdos de pasados muy lejanos. En "El destino es chambón" de Arturo Cancela y Pilar de Lusarreta el viaje es alucinatorio.

De las narraciones de viajes en el tiempo, quizá la de invención y disposición más elegante sea "El brujo postergado", de don Juan Manuel.

Los tres deseos. Hace más de diez siglos empezó a escribirse este cuento; colaboraron en él escritores ilustres de épocas y de tierras distantes, un oscuro escritor contemporáneo ha sabido acabarlo con felicidad.

Las primeras versiones son pornográficas; las encontramos en el Sendebar, en Las mil y una noches (Noche 596: "El hombre que quería ver la noche de la omnipotencia"), en la frase "más desdichada que Banús" registrada en el Kamus, del persa Firuzabadi.

Luego, en Occidente, aparece una versión chabacana. Entre nosotros -dice Burton- (el cuento de los tres deseos) ha sido degradado a un asunto de morcillas.

En 1902, W. W. Jacobs, autor de sketches humorísticos, logra una tercera versión, trágica, admirable.

En las primeras versiones, los deseos se piden a un dios o a un talismán que permanece en el mundo. Jacobs escribe para lectores más escépticos. Después del cuento no continúa el poder del talismán (era conceder tres deseos a tres personas y el cuento refiere lo que sucedió a quienes pidieron los últimos tres deseos). Tal vez lleguemos a encontrar la pata de mono -Jacobs no la destruye- pero no podremos utilizarla.

Argumentos con acción que sigue en el infierno. Hay dos en la antología, que no se olvidarán: el fragmento de Arcana Coelestia, de Swedenborg, y "Donde su fuego nunca se apaga", de May Sinclair. El tema de este último es el del Canto V de La divina comedia:


Questi, che mai, da me, non fia diviso,

La bocca mi bacio tutto tremante.


Con personaje soñado. Incluimos: El impecable "Sueño infinito de Pao Yu", de Tsao Hsue Kin; el fragmento de Through the Looking-Glass, de Lewis Carrol;. "La última visita del caballero enfermo", de Papini.

Con metamorfosis. Podemos citar "La transformación", de Kafka; "Sábanas de tierra", de Silvina Ocampo; "Ser polvo", de Dabove; "Lady into Fox", de Garnett.

Acciones paralelas que obran por analogía. "La sangre en el jardín", de Ramón Gómez de la Serna: "La secta del Loto Blanco".

Tema de la inmortalidad. Citaremos "El judío errante, Mr. Elvisham", de Wells. "Las islas nuevas", de María Luisa Bombal; "She", de Rider Haggard; "L´Atlantide", de Pierre Benoit.

Fantasías metafísicas. Aquí lo fantástico está, más que en los hechos, en el razonamiento. Nuestra antología incluye: "Tantalia", de Macedonio Fernández; un fragmento de "Star Maker", de Olaf Stapledon; la historia de Chuang Tzu y la mariposa, el cuento de la negación de los milagros; "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius", de Jorge Luis Borges.

Con el "Acercamiento a Almotásim". con "Pierre Menard", con "Tlön, Uqbar, Orbis Tertius", Borges ha creado un nuevo género literario, que participa del ensayo y de la ficción; son ejercicios de incesante inteligencia y de imaginación feliz, carentes de languideces, de todo elemento humano, patético o sentimental, y destinados a lectores intelectuales, estudiosos de filosofía, casi especialistas en literatura.

Cuentos y novelas de Kafka. Las obsesiones del infinito, de la postergación infinita, de la subordinación jerárquica, definen estas obras; Kafka, con ambientes cotidianos, mediocres, burocráticos, logra la depresión y el horror; su metódica imaginación y su estilo incoloro nunca entorpecen el desarrollo de los argumentos.

Vampiros y castillos. Su paso por la literatura no ha sido feliz: recordemos a Drácula, de Bram Stoker (Presidente de la Sociedad Filosófica y Campeón de Atletismo de la Universidad de Dublín), a "Mrs. Amworth", de Benson. No figuran en esta antología.


Los cuentos fantásticos pueden clasificarse, también, por la explicación:

a) Los que se explican por la agencia de un ser o de un hecho sobrenatural.

b) Los que tienen explicación fantástica, pero no sobrenatural ("científica" no me parece el epíteto conveniente para estas intenciones rigurosas, verosímiles, a fuerza de sintaxis).

c) Los que se explican por la intervención de un ser o de un hecho sobrenatural, pero insinúan, también, la posibilidad de una explicación natural ("Sredni Vashtar" de Saki); los que admiten una explicativa alucinación. Esta posibilidad de explicaciones naturales puede ser un acierto, una complejidad mayor; generalmente es una debilidad, una escapatoria del autor, que no ha sabido proponer con verosimilitud lo fantástico.


Escrito por Adolfo Bioy Casares


15 de noviembre de 1990 el escritor argentino Adolfo Bioy Casares recibe el Premio Cervantes. Nacido en 1915, formó parte de un grupo que modificó la historia de la literatura argentina: el grupo en torno a la revista Sur, dirigida por su cuñada Victoria Ocampo. Casado con la escritora Silvina Ocampo y, lo que parece más definitorio todavía para su producción literaria, amigo muy cercano de Jorge Luis Borges, escribió sobre todo narrativa fantástica, entre cuyos títulos se destacan Diario de la guerra del cerdo, Plan de evasión, La invención de Morel y Guirnalda con amores.

Sobre el lenguaje y la claridad-Paul Auster

Fotografía: Chema Madoz

"Creo en una cierta lucidez, en una transparencia. Puede que sea imposible transmitir con simplicidad una idea extremadamente compleja, pero al menos podemos mostrar con claridad los pasos –a, b, c...– que quizá nos lleven a explicarla, en vez de cubrirlo todo con un vago manto de sombras y misterio. La vaguedad no produce nada. Hace unos veinte años tuve una conversación asombrosa con Edmond Jabès, un filósofo francés muy amigo. Hablábamos de la subversión. Y él dijo: “Todo escritor pretende subvertir. Subvertir las maneras de pensar y las actitudes convencionales, sacudir a la gente para que vea el mundo de otro modo. Si alguien quiere ser un poeta de vanguardia y arrojar palabras contra la página, creyendo que así combate contra el imperialismo del lenguaje, perfecto. Pero a nadie le va a importar un bledo. Lo único verdaderamente subversivo y perturbador es la claridad. Pensemos en Kafka. No hay frases más claras y transparentes que las de Kafka. Y al mismo tiempo nadie más perturbador”. Me parece una idea muy fuerte. La claridad es algo así como una generosidad de espíritu. Es reconocer que el escritor y el lector son seres humanos que están compartiendo una experiencia. No se escribe por las palabras en sí: se escribe para decir algo sobre el mundo."


*Extraído de una entrevista del diario argentino Página 12, el 27/04/02.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Un cuento de Navidad


El día siguiente sería Navidad y, mientras los tres se dirigían a la estación de naves espaciales, el padre y la madre estaban preocupados. Era el primer vuelo que el niño realizaría por el espacio, su primer viaje en cohete, y deseaban que fuera lo más agradable posible. Cuando en la aduana los obligaron a dejar el regalo porque pasaba unos pocos kilos del peso máximo permitido y el arbolito con sus hermosas velas blancas, sintieron que les quitaban algo muy importante para celebrar esa fiesta. El niño esperaba a sus padres en la terminal. Cuando éstos llegaron, murmuraban algo contra los oficiales interplanetarios.
-¿Qué haremos?
-Nada, ¿qué podemos hacer?
-¡Al niño le hacía tanta ilusión el árbol!
La sirena aulló, y los pasajeros fueron hacia el cohete de Marte. La madre y el padre fueron los últimos en entrar. El niño iba entre ellos, pálido y silencioso.
-Ya se me ocurrirá algo -dijo el padre.
-¿Qué...? -preguntó el niño.
El cohete despegó y se lanzó hacia arriba al espacio oscuro. Lanzó una estela de fuego y dejó atrás la Tierra, un 24 de diciembre de 2052, para dirigirse a un lugar donde no había tiempo, donde no había meses, ni años, ni horas. Los pasajeros durmieron durante el resto del primer "día". Cerca de medianoche, hora terráquea según sus relojes neoyorquinos, el niño despertó y dijo:
-Quiero mirar por el ojo de buey.
-Todavía no -dijo el padre-. Más tarde.
-Quiero ver dónde estamos y a dónde vamos.
-Espera un poco -dijo el padre.
El padre había estado despierto, volviéndose a un lado y a otro, pensando en la fiesta de Navidad, en los regalos y en el árbol con sus velas blancas que había tenido que dejar en la aduana. Al fin creyó haber encontrado una idea que, si daba resultado, haría que el viaje fuera feliz y maravilloso.
-Hijo mío -dijo-, dentro de medía hora será Navidad.
La madre lo miró consternada; había esperado que de algún modo el niño lo olvidaría. El rostro del pequeño se iluminó; le temblaron los labios.
-Sí, ya lo sé. ¿Tendré un regalo? ¿Tendré un árbol? Me lo prometieron.
-Sí, sí. todo eso y mucho más -dijo el padre.
-Pero...
-empezó a decir la madre.
-Sí -dijo el padre-. Sí, de veras. Todo eso y más, mucho más. Perdón, un momento. Vuelvo pronto.
Los dejó solos unos veinte minutos. Cuando regresó, sonreía.
-Ya es casi la hora.
-¿Puedo tener un reloj? -preguntó el niño.
Le dieron el reloj, y el niño lo sostuvo entre los dedos: un resto del tiempo arrastrado por el fuego, el silencio y el momento insensible.
-¡Navidad! ¡Ya es Navidad! ¿Dónde está mi regalo?
-Ven, vamos a verlo -dijo el padre, y tomó al niño de la mano.Salieron de la cabina, cruzaron el pasillo y subieron por una rampa. La madre los seguía.
-No entiendo.
-Ya lo entenderás -dijo el padre-.
Hemos llegado.Se detuvieron frente a una puerta cerrada que daba a una cabina. El padre llamó tres veces y luego dos, empleando un código. La puerta se abrió, llegó luz desde la cabina, y se oyó un murmullo de voces.
-Entra, hijo.
-Está oscuro.
-No tengas miedo, te llevaré de la mano. Entra, mamá.Entraron en el cuarto y la puerta se cerró; el cuarto realmente estaba muy oscuro. Ante ellos se abría un inmenso ojo de vidrio, el ojo de buey, una ventana de metro y medio de alto por dos de ancho, por la cual podían ver el espacio. El niño se quedó sin aliento, maravillado. Detrás, el padre y la madre contemplaron el espectáculo, y entonces, en la oscuridad del cuarto, varias personas se pusieron a cantar.
-Feliz Navidad, hijo -dijo el padre.
Resonaron los viejos y familiares villancicos; el niño avanzó lentamente y aplastó la nariz contra el frío vidrio del ojo de buey. Y allí se quedó largo rato, simplemente mirando el espacio, la noche profunda y el resplandor, el resplandor de cien mil millones de maravillosas velas blancas.
Autor: Ray Bradbury
Dedicado con amor a quien me lo leyó en la Navidad de diciembre del 2008.

martes, 22 de diciembre de 2009

Las tres condiciones del contagio artístico

Fotografía: Chema Madoz

"Cuanto más fuerte es el contagio, tanto más verdadero es el arte, como tal arte, independientemente de su contenido, es decir, del valor de los sentimientos que nos transmite.Y el grado del contagio artístico depende de tres condiciones: primero, de la mayor o menor singularidad, originalidad, novedad de los sentimientos expresados; segundo, de la mayor o menor claridad en la expresión de esos sentimientos; tercero, de la sinceridad del artista, o de la intensidad mayor o menor con que experimenta él mismo los sentimientos que expresa.


Cuanto más singulares y nuevos son los sentimientos, más se aferran al individuo a quien se transmiten. Este recibe una impresión tanto más viva, en cuanto es más singular y más nuevo el estado de alma al que se encuentra transportado.


La claridad con que son expresados los sentimientos determina en segundo lugar el contagio, porque, dada nuestra impresión de estar unidos con el autor, es mucho más grande nuestra satisfacción, si se encuentran claramente expresados aquellos sentimientos que, desde hace tiempo, nos parece experimentar y que acabamos de expresar felizmente.


Pero, sobre todo, el grado del contagio artístico se determina por el grado de sinceridad del artista. Desde que el espectador, el oyente, el lector, adivinan que el artista está emocionado por su propia obra, se asimilan todos sus sentimientos; y por lo contrario, cuando adivinan que el autor no produce su obra para sí mismo, que no siente lo que expresa nace en ellos un deseo de resistencia, y ni la novedad del sentimiento, ni la claridad de la expresión les lleva a la emoción deseada.


Hablo de las tres condiciones del contagio artístico; pero, en realidad, las tres se reducen a la última, que exige al artista que experimente por cuenta propia los sentimientos que expresa. Esta condición implica, en efecto, la primera, pues si el artista es sincero expresará el sentimiento tal como lo ha experimentado; y, como cada hombre difiere de los demás, los sentimientos del artista serán tanto más nuevos para los demás hombres, cuanto más profundamente los haya él experimentado. Y, de la misma manera, cuanto más sincero es el artista, con mayor claridad expresará el sentimiento nacido en su corazón.


La sinceridad es también la condición esencial del arte. Esta condición está siempre presente en el arte popular y falta casi siempre en el arte de las clases superiores, en el que el artista tiene siempre en cuenta las circunstancias de provecho, de conveniencia o de amor propio profesional.


He aquí, pues, por qué signo cierto se puede diferenciar el arte verdadero de su falsificación, y cómo es posible medir el grado de excelencia del arte, como arte en sí, independientemente de su contenido. Pero se presenta ahora otro problema: ¿por qué signo se distinguirá, en el contenido del arte, cuál es bueno y cuál es malo?"


Autor:León Tolstoi (1828-1910). Destacado escritor ruso, autor de obras extraordinarias como Ana Karenina y La guerra y la paz.

Sobre política y lenguaje, vicios de la escritura-II Parte

Fotografía de Chema Madoz

Dicción pretenciosa

Palabras como fenómeno, elemento, individual (como sustantivo), objetivo, categórico, efectivo, virtual, básico, primario, promover, constituir, exhibir, explotar, utilizar, eliminar, liquidar se usan para adornar una afirmación simple y dar un tono de imparcialidad científica a juicios sesgados. Adjetivos como epocal, épico, histórico, inolvidable, triunfante, antiguo, inevitable, inexorable, verdadero se usan para dignificar el sórdido proceso de la política internacional, mientras que los escritos que glorifican la guerra adoptan un tono arcaico, y sus palabras características son dominio, trono, carroza, mano armada, tridente, espada, escudo, coraza, bota militar, clarín. Se usan palabras y expresiones extranjeras, como "cul de sac", "ancien régime", "deus ex machina", "mutatis mutandis", "statu quo", "Gleichschaltung", "Weltanschauung" para dar un aire de cultura y elegancia. Salvo las abreviaturas útiles "i. e.", "e. g.", y "etc.", no hay ninguna necesidad real de tantos centenares de locuciones extranjeras que hoy son corrientes en el lenguaje inglés. Los malos escritores, en especial los escritores científicos, políticos y sociológicos, casi siempre están obsesionados por la idea de que las palabras latinas o griegas son más grandiosas que las sajonas, y palabras innecesarias como expedito, mejorar, predecir, extrínseco, desarraigado, clandestino, subacuático y otros cientos más ganan terreno sobre las anglosajonas. La jerga peculiar de los escritos marxistas (hiena, verdugo, caníbal, pequeño burgués, estos hidalgos, lacayo, adulador, perro rabioso, guardia blanco, etc.) está integrada por palabras traducidas del ruso, el alemán o el francés; pero la manera normal de acuñar una nueva palabra es usar la raíz latina o griega con la partícula apropiada y, donde sea necesario, el sufijo de tamaño. A menudo es más fácil formar palabras de esta clase (desregionalizar, impermisible, extramarital, no fragmentario, etc.) que pensar palabras inglesas que tengan ese significado. En general, el resultado es un aumento de la dejadez y la vaguedad.


Palabras sin sentido

En ciertos escritos, en particular los de crítica de arte y de crítica literaria, es normal encontrar largos pasajes que carecen casi totalmente de significado. Palabras como romántico, plástico, valores, humano, muerto, sentimental, natural, vitalidad, tal como se usan en crítica de arte, son estrictamente un sinsentido, por cuanto no sólo no señalan un objeto que se pueda descubrir, sino que ni siquiera se espera que el lector lo descubra. Cuando un crítico escribe "El rasgo sobresaliente de la obra del señor x es su cualidad vital", mientras que otro escribe "Lo que atrae de inmediato la atención en la obra del señor x es su tono mortecino peculiar", el lector acepta esto como una simple diferencia de opinión. Si se emplearan palabras como "negro" y "blanco", en vez de los términos de jerga "vida" y "muerte", se vería en seguida que el lenguaje se está usando de manera impropia. Se abusa asimismo de muchos términos políticos. El término fascismo hoy no tiene ningún significado excepto en cuanto significa "algo no deseable". Las palabras democracia, socialismo, libertad, patriótico, realista, justicia tienen varios significados diferentes que no se pueden reconciliar entre sí. En el caso de una palabra como democracia, no sólo no hay una definición aceptada sino que el esfuerzo por encontrarle una choca con la oposición de todos los bandos. Se piensa casi universalmente que cuando llamamos democrático a un país lo estamos elogiando; por ello, los defensores de cualquier tipo de régimen pretenden que es una democracia, y temen que tengan que dejar de usar esa palabra si se le da un significado. A menudo se emplean palabras de este tipo en forma deliberadamente deshonesta. Es decir, la persona que las usa tiene su propia definición privada, pero permite que su oyente piense que quiere decir algo bastante diferente. Declaraciones como "El mariscal Petain era un verdadero patriota", "La prensa soviética es la más libre del mundo", "La Iglesia católica se opone a la persecución" casi siempre tienen la intención de engañar. Otras palabras que se emplean con significados variables, en la mayoría de los casos con mayor o menor deshonestidad son: clase, totalitario, ciencia, progresista, reaccionario, burgués, igualdad.
Sobre política y lenguaje, vicios de la escritura. George Orwell

Sobre política y lenguaje, vicios de la escritura-I Parte

Fotografía de Chema Madoz

Metáforas moribundas

Una metáfora que se acaba de inventar ayuda al pensamiento evocando una imagen visual, mientras que una metáfora técnicamente "muerta" (por ejemplo, "una férrea determinación") se ha convertido en un giro ordinario y por lo general se puede usar sin pérdida de vivacidad. Pero entre estas dos clases hay un enorme basurero de metáforas gastadas que han perdido todo poder evocador y que se usan tan sólo porque evitan a las personas el problema de inventar sus propias frases. Veamos algunos ejemplos: "doblar las campanas por", "blandir el garrote", "mantener a raya", "pisotear los derechos ajenos", "marchar hombro a hombro", "hacerle la jugada a", "no casar pelea", "echar grano al molino", "pescar en río revuelto", "al orden del día", "el talón de Aquiles", "canto del cisne", "estercolero". Muchas de ellas se usan sin saber su significado (¿qué es una "fisura", por ejemplo?) y muchas veces se mezclan metáforas incompatibles, un signo seguro de que el escritor no está interesado en lo que dice. Algunas metáforas que hoy son comunes se han alejado de su significado original sin que quienes las usan sean conscientes de ese hecho. Por ejemplo, "mantener a raya" a veces se confunde con "trazar la raya". Otro ejemplo es el del martillo y el yunque, que hoy siempre se usa con la implicación de que el yunque recibe la peor parte. En la vida real es siempre el yunque el que rompe el martillo, nunca al contrario: un escritor que se detuviese a pensar en lo que está diciendo evitaría pervertir la expresión original.


Operadores o extensiones verbales falsas

Estas evitan el problema de elegir los verbos y sustantivos apropiados, y al mismo tiempo atiborran cada oración con sílabas adicionales que le dan una apariencia de simetría. Algunas expresiones características son "volver no operativo", "militar contra", "hacer contacto con", "estar sujeto a", "dar lugar a", "dar pie a", "tener el efecto de", "cumplir un papel (rol) principal en", "hacerse sentir", "surtir efecto", "exhibir la tendencia a", "servir el propósito de", etc. El principio básico es eliminar los verbos simples. En vez de una sola palabra, como romper, detener, despojar, remendar, matar, un verbo se convierte en una frase, formada por un sustantivo o un adjetivo unido a un verbo de propósito general, como resultar, servir, formar, desempeñar, volver. Además, dondequiera que es posible, se prefiere usar la voz pasiva a la voz activa, y construcciones sustantivadas en vez de gerundios ("mediante el examen" en vez de "examinando”). La gama de verbos se restringe aún más usando formas verbales que terminan en "izar" o empiezan con "des", y se da a las afirmaciones triviales una apariencia de profundidad empleando expresiones que empiezan por "no" en vez de usar el prefijo "in", como "no fundado" en vez de "infundado". Las conjunciones y preposiciones simples se sustituyen por expresiones tales como "con respecto a", "teniendo en consideración que", "el hecho de que", "a fuerza de", "en vista de", "en interés de", "de acuerdo con la hipótesis según la cual"; y se evita terminar las oraciones con un anticlímax mediante lugares comunes tan resonantes como "tan deseado", "no se puede dejar de tener en cuenta", "un desarrollo que se espera en el futuro cercano", "merecedor de seria consideración", "llevado a una conclusión satisfactoria", etcétera.

Sobre política y lenguaje, vicios de la escritura. George Orwell

jueves, 17 de diciembre de 2009

Belle and Sebastian


Music Video produced at the New York Film Academy
October/06 Music by Belle & Sebastian



NOBODY WRITES THEM LIKE THEY USED TO,
SO IT MAY AS WELL BE ME


El Extraño Muchacho se acercó al micrófono y comenzó a cantar. Allí estaba, haciendo por fin aquello por lo que había estado rezando desde el día en que descubrió, después de muchos años sin mostrar ninguna aptitud previa, que era capaz de escribir canciones. Buenas canciones, además.

Canciones hermosas, canciones felices, tristes, canciones dulces y frescas con ingeniosos pensamientos rimados y cuyas melodías traían a la memoria las imágenes de amigos desaparecidos hace tiempo.

Vale, no era el escenario más adecuado, ni el más movido, un bar de Glasgow medio lleno en un día más bien flojo. El Halt Bar entre semana. Y sin embargo, con la guitarra en la mano, y con un micrófono abierto frente a él, el poeta secreto de la ciudad estaba preparado para mostrar sólo cura, o bien para anunciar su brillante talento, a un mundo que no se lo esperaba. Y a pesar de que la ciudad ya tenía una ración más que suficiente de cantantes y compositores en ciernes, el Extraño Muchacho sabía que era más listo que la media. De todas formas, estaba cansado, más incluso de lo que los tíos más madrugadores de aquella sala podrían llegara imaginar, y bien sabe Dios que tenía unos nervios infernales frente a todos estos desconocidos. No se había molestado en invitar a ninguno de sus amigos por miedo a caerse de culo; además, seguramente no habrían hecho otra cosa que reírse, poner los ojos en blanco (como profesores exasperados aunque cariñosos) y despachar aquello como otra de sus ideas estúpidas.

Pero esta vez era diferente. Esta vez había roto la baraja. Sólo necesitaba que hubiera otra gente que se diera cuenta, otra gente que pensara como él, gente a la que pillar desprevenida con su prosa y sus canciones, gente que fuera capaz de alimentar sus ideas, de hacerlas crecer y de vestirlas con los sonidos que él ya tenía en la cabeza. Pero antes tenía que comprobar que no estaba meando contra el viento, tenía que asegurarse de verdad de que era capaz de hacer aquello.
Su interior se retorcía con una mezcla de júbilo y angustia mientras su imaginación fingía que el silencio indiferente que dio la bienvenida a su llegada era en realidad una pausa de anticipación. “Hola a todos. Esto es ‘Expectations’”, dijo, y ya era demasiado tarde para detenerse: imaginando que estaba otra vez en el coro, abrió su corazón y comenzó a cantar.


By Paul Whitelaw


Esta es parte de la primera biografía sobre Belle and Sebastian. Su autor, Paul Whitelaw, nos muestra la impredecible trayectoria personal y creativa del grupo. Sirviéndose de entrevistas exclusivas y de fotografías personales de los miembros del grupo, 'Belle and Sebastian: Una historia de rock moderna' es la historia definitiva del mundo clandestino y del ascenso imparable de ese fenómeno musical único y fascinante que es Belle and Sebastian.


Paul Whitelaw escribe sobre música y arte y vive en Glasgow (Escocia). Desde 2001 trabaja como responsable de la sección de música de Metro, uno de los periódicos más populares del Reino Unido. Su trabajo ha aparecido además en The Scotsman, en Scotland on Sunday, en Melody Maker y en New Musical Express.

sábado, 5 de diciembre de 2009

James Graham Ballard


Creo en el poder de la imaginación para rehacer el mundo, para soltar las riendas de la verdad dentro de nosotros, para demorar la noche, para trascender la muerte, para congraciarnos con los pájaros, para ganarnos la confianza de los locos.

Creo en mis propias obsesiones, en la belleza de los choques de autos, en la paz de los bosques sumergidos, en la excitación de las playas de vacaciones cuando están desiertas, en la elegancia de los cementerios de automóviles, en el misterio de los estacionamientos de muchos pisos, en la poesía de los hoteles abandonados.

Creo en el vuelo, en la belleza de las alas y en la belleza de todo lo que ha volado siempre, en la piedra arrojada por un chico con la misma sabiduría de los estadistas y de las parteras.

Creo en la inexistencia del pasado, en la muerte del futuro y en las infinitas posibilidades del presente.

Creo en los próximos cinco minutos.

Creo en la historia de mis pies.

Creo en los dolores de cabeza, en el aburrimiento de los atardeceres, en el miedo de los calendarios, en la traición de los relojes.

Creo en la muerte del mañana, en la fatiga del tiempo, en nuestra búsqueda de un tiempo nuevo dentro de la sonrisa de las azafatas en los ómnibus de larga distancia y dentro de los ojos cansados de los hombres que controlan el tránsito en los aeropuertos fuera de temporada.

Creo en la imposibilidad de la existencia, en el humor de las montañas, en el absurdo del electromagnetismo, en la farsa de la geometría, en la crueldad de la aritmética, en el propósito asesino de la lógica.

Creo en las adolescentes , en como se corrompen a sí mismas por la posición que adoptan sus largas piernas, en la pureza de sus cuerpos desarreglados, en los vellos púbicos que dejan en los baños de los telos mas infames.

Creo en la delicadeza de los bisturíes quirúrgicos ,en la ilimitada geometría de la pantalla de cine, en el universo oculto dentro de los supermercados, en la soledad del sol, en la charlatanería de los planetas, en la repetitividad de nosotros mismos, en la inexistencia del universo y en el aburrimiento del átomo.

Creo en la muerte de las emociones y en el triunfo de la imaginación.

Creo en todas las excusas.

Creo en todas las razones.

Creo en todas las alucinaciones.

Creo en todas las mitologías, recuerdos, mentiras, fantasías, evasiones.

Creo en el misterio y en la melancolía de una mano, en la gentileza de los árboles, en la sabiduría de la luz.

Hablando de Joaquín


El 17 de noviembre del 2009 se publicó en formato LP de vinilo la discografía completa de Joaquín Sabina. Este extraordinario lanzamiento significa la reedición en vinilo, 15 años después, de sus nueve primeros discos y la publicación por primera vez en este formato de sus cinco últimos álbumes, desde Yo, mi, me, contigo de 1996 hasta Alivio de luto de 2005.


Los LP que aparecen en la caja de vinilos son: Malas compañías (publicado originalmente en 1980), Ruleta rusa (1983), Juez y parte (1985), Joaquín Sabina y Viceversa en directo (1986. Doble LP), Hotel dulce hotel (1987), El hombre del traje gris (1988), Mentiras piadosas (1990), Física y química (1992), Esta boca es mía (1994), Yo, mi, me, contigo (1996), 19 días y 500 noches (1999. Doble LP), Nos sobran los motivos (2000. Doble LP en directo), Dímelo en la calle (2002. Doble LP) y Alivio de luto (2005).


Esperemos pronto que esta fantástica obra y colección del autor llegue a Lima para disfrutarla, y como dice Joaquín: Más de cien palabras, más de cien motivos para sentirnos vivos.