domingo, 29 de agosto de 2010

El Misterioso Señor Aira

Encontré la siguiente entrevista, casi una joya,a César Aira, quien habitualmente no es de los escritores a quienes les guste publicitarse en los medios, es excelente su definición del proceso de escritura, ya que el creativo en todos los campos, es una especie de ambivalencia, si bien tiene en si el genio creativo, este debe estar conectado con el metodismo de plasmar la creatividad de la palabra; como es en este caso en una hoja de papel, en la pintura , en una partitura en otras tantas manifestaciones culturales. Disfruten de la entrevista¡¡
Fotografia: Daniel Mordzinski


El Misterioso Señor Aira

Por Pablo Duarte México D. F., 2009

Narrador infatigable, César Aira (1949) nació en Coronel Pringles, un pueblo del interior de la Argentina. Avecindado desde su juventud en Buenos Aires, ha hilado una de las obras narrativas más copiosas de la literatura hispanoamericana contemporánea. Además de sus novelas -muchas de ellas publicadas en México-, entre las que se cuentan La liebre, Cómo me hice monja, Los fantasmas, El congreso de literatura, Las aventuras de Barbaverde y Los dos payasos, ha escrito ensayos críticos sobre Copi y Alejandra Pizarnik

Aira ha perfilado un estilo personalísimo, lleno de retruécanos imaginativos y dislates sucesivos que lo marcan como un escritor, si no marginal, por lo menos raro. Esa rareza, y el frenesí con que publica sus novelas siempre breves, han provocado que se lo encasille como un autor para verdaderos devotos. Él parece preferir tener "lectores" a tener "público". Esta conversación tuvo lugar durante una breve estancia suya en la ciudad de México.
.....
Fragmento de la entrevista

Me gustaría que me contara un poco sobre su proceso de escritura. Ha hablado de que escribe sólo una carilla diaria...

-Mis novelas parten de una idea, de algún tipo de juego intelectual, de algo que me parezca prometedor y desafiante. A ver si se puede hacer, no sé, qué sé yo, un hombre que se transforme en ardilla poco a poco. De ahí me lanzo a la aventura, a ir improvisando cada día.

-¿Dónde escribe? ¿En su casa, en su estudio?

-No, no. Cuando mis hijos eran chicos, vivíamos en un departamento muy pequeño, y me acostumbré a ir a un café, sentarme y escribir ahí. Buenos Aires es una ciudad, bendita sea, que tiene muchos cafés muy acogedores donde uno puede quedarse tranquilamente. En mi caso, nunca mucho. Media hora, una hora, en que me siento, a mitad de la mañana. Mis hijos crecieron, se fueron a vivir solos, pero la costumbre mía quedó. Así que todas las mañanas, a media mañana, me voy a un café y hago mi sesión del día: escribir una paginita, porque voy escribiendo muy despacito. A veces he pensado si lo mío no se parece más al dibujo que a la escritura, en el sentido de que soy muy fetichista de lapiceras, tintas, papeles buenos, cuadernos muy exquisitos, y escribo tan despacito y pensándolo tanto. Todo lo mío tiene un componente visual muy grande. Siempre estoy pensando que se vea bien lo que estoy escribiendo, al final de cuentas me parece que estoy haciendo un dibujo cada día.

-Claro, en sus novelas hay algo muy visual...

-Sí, a veces me doy cuenta de que me excedo en eso. Como quiero que el lector vea exactamente, entonces me paso de rosca con los adjetivos, poniendo de qué color es y de qué forma. A veces tengo que tachar porque me doy cuenta de que el lector no necesita tanta fijación. Y si no ve exactamente lo que vi yo, bueno, ¿qué importancia tiene?

-A pesar de esa fijación con mostrar, el lenguaje de sus novelas es bastante claro, diáfano.

-Eso lo he hecho por intuición, pero me doy cuenta de que, como la invención mía es tan barroca, no podría agregarle un barroquismo del lenguaje porque sería una superfetación. Para servir a esa imaginación un poco desbocada que tengo, se necesita una prosa lo más llana y simple posible.

Si desena disfrutar de la entrevista completa, dar click en el siguiente link:

http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1203745



No hay comentarios: